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Errores de belleza que debemos evitar II


Una gran mayoría de las afecciones cutáneas que sufrimos vienen provocadas por actos cotidianos y errores muy comunes en nuestras acciones diarias. En el primer 10 Errores de belleza que publiqué hace más de un año, mencioné varios de ellos sorprendiendo a muchos de vosotros.

Visto el éxito de este tipo de post, me he animado con una segunda parte añadiendo otros 10 errores de belleza que si les prestamos atención, pueden mejorar mucho la salud de nuestra piel y la efectividad de nuestros rituales de cuidado.

1. No limpiar la pantalla del móvil

¿Te has parado a pensar alguna vez en la cantidad de bacterias y suciedad que acumula la pantalla de nuestro móvil? Se trata de un objeto altamente contaminado que mantenemos en constante contacto con la piel de nuestro rostro y en concreto en la zona de las mejillas. Muchas veces esta es la razón principal de la aparición de granitos en la zona de las mejillas y la proliferación de bacterias que pueden dar lugar a un acné más profundo. Por esta razón recuerda mantener la pantalla de tu móvil limpia e higiénica.

2. Una higiene excesiva de la piel

Una vez logrado el hábito de la limpieza facial diaria que sin duda, es el pilar fundamental de la rutina de cuidado diario, podemos sucumbir al pecado de limpiar la piel en exceso destruyendo el manto ácido que protege la piel.

Es muy habitual en las personas con pieles grasas tener la necesidad de limpiar nuestra piel más de dos veces al día para liberarla del exceso de sebo y de los brillos. Pero este exceso de limpieza puede derivar en una situación fatal debido a que el manto ácido de la piel se ve destruido, su ph desregulado y en consecuencia, la piel desprotegida y sensible a generar enfermedades cutáneas, infecciones, granitos e incluso una secreción mayor de sebo como método de defensa.

3. No usar protección solar en las manos

Las manos y su aspecto son un símbolo muy significativo de la edad de una persona. A partir de cierta edad los léntigos solares, o también llamadas manchas seniles, aparecen en lugares que han sufrido una mayor exposición a las radiaciones UVA-UVB. Una manera de evitar la aparición de estas manchas en las manos es aplicando protección solar en ellas desde temprano previniendo así las tan antiestéticas manchas que envejecen nuestras manos de forma más notoria.

4. No limpiar las placas de la plancha del pelo

Y en general no higienizar cualquier herramienta de styling que utilicemos con frecuencia. Las planchas del pelo acumulan residuos de grasa que segrega nuestro cabello de manera natural y si no las limpiamos, estos residuos terminarán nuevamente en nuestro cabello ensuciándolo y restándole brillo a nuestro cabello. Ayúdate de un paño húmedo para limpiar las placas de tus herramientas de styling al menos una vez al mes. Esto las mantendrá en perfecto estado y tu cabello no se verá alterado por los residuos depositados en las placas. Esta máxima también es trasladable a cepillos y peines de pelo.

5. Manipular cosméticos directamente con los dedos

Para muchos, se puede tratar de un detalle demasiado "tiquismiquis" pero realmente, al coger dosis de producto directamente con nuestros dedos, contamina el resto de producto del envase. Por lo general la formulación de los productos cosméticos incluyen ingredientes conservantes que garantizan la no contaminación de los productos y la no proliferación de bacterias, pero estos conservantes no están están a prueba de cualquier cuerpo extraño proveniente del exterior, por ello, aunque nuestra crema se mantenga en buen estado gracias a los conservantes, lo mejor es evitar exponerla a las bacterias y asegurar así una mayor duración y efectividad.

Una alternativa si te resulta demasiado engorroso retirar producto con una espátula por ejemplo, es lavarte bien las manos antes de manipular cualquier producto cosmético. Aunque recuerdo que lavarnos las manos antes de manipular nuestra piel es fundamental si queremos evitar la proliferación de bacterias que den lugar a granitos y acné.

6. Frotar el rostro con la toalla

Resulta muy habitual el hecho de frotar nuestro rostro con la toalla de baño para secarla después de la limpieza. Este frotamiento del textil contra la piel, y sobre todo si se efectúa bruscamente, puede irritar y alterar la piel generando eritemas y descamaciones en pieles sensibles y secas. Debemos procurar tratar y maniular nuestra piel de la manera más suave y delicada posible, lo que excluye someterla a frotamientos. Por ello, lo adecuado es secar nuestra piel con la toalla a toques y presionando levemente en vez de frotándola o friccionándola.

7. No cerrar los envases de nuestros cosméticos correctamente

El aire, la luz y el calor son los enemigos de las fórmulas cosméticas ya que aceleran el envejecimiento de los productos. El aire en concreto es un acelerador de los procesos de oxidación y es capaz de alterar la fórmula significativamente. Por ello, es importante mantener nuestros cosméticos correctamente aislados y bien cerrados para evitar el contacto de estos con el aire lo máximo posible.

8. Usar demasiada cantidad de producto

Al contrario de lo que muchos pensarán, no por más cantidad de producto que apliquemos más efectividad tendrá. De hecho, si aplicamos demasiada crema, la piel no la puede absorber. Basta con una capa fina de producto para garantizar que sus ingredientes actúen correctamente. Saturar la piel con un exceso de producto puede, además de volverlos ineficaces, incrementar los brillos y la sensación de incomodidad. Pueden incluso darse casos en los que la piel reaccione con alergias por oclusión y saturación de la piel.

¿Conocíais estas malas prácticas? ¿Pecáis de alguna?

Espero que os haya gustado

Con amor,

M.

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